En un mundo bursátil marcado por las grandes tecnológicas o por sectores más cíclicos (deporte, turismo o coches) que se pueden ver beneficiados por la salud económica en EEUU, a veces hablar de acciones más defensivas puede ser algo aburrido.
De hecho, L'Oréal ha estado fuera del foco de los inversores, posiblemente lastrado por el castigo al sector "lujo" debido al impacto de sus marcas más exclusivas; Lancome, Kiehl's, Giorgio Armani Beauty, Yves Saint Laurent Beauté... pesan algo más del 36% en sus ventas.
Posiblemente también China ha pesado, aunque sus ventas en el gigante asiático no son determinantes (25% en Asia-Norte).
Con todo ello de marzo a noviembre de esta año la cotización ha bajado casi un 35% lo que ha dejado ratios más que atractivos: por ejemplo, PERs inferiores a 30x cuando la media de los últimos 10 años es superior a 34, rentabilidad por dividendo.
Por si fuera poco, parece que los analistas (como parece lógico) esperan una fuerte reactivación con fuertes crecimientos de ventas y (mucho más importante) de márgenes para los próximos años.
Y para acabar... ¿Dónde ha frenado el desplome? Pues precisamente en el 50% de toda la subida post COVID, que además coincide con fuertes soportes en el pasado.
Notas negativas: ha rebotado ya con cierta fuerza en esos niveles, aunque un throw-back no sería descartable (a quién le guste la compañía todavía puede tener mucho margen).
La segunda sería que el soporte realmente bueno estaría en 300-290 lo cuál dejaría un 10-12% más de caídas.
Por lo tanto una estrategia escalonada para los menos convencidos que quieran incorporar este subsector en cartera podría ser una buena idea.